Breve historia sobre la pintura a tinta japonesa sumi-e

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Breve Historia

Sumi-e (墨絵) es una disciplina creativa, se caracteriza por ser una pintura monocromática  a tinta. Se desarrolló en China durante la dinastía Tang (618 – 907) y se implantó como estilo durante la dinastía Song (960 – 1279). Fue introducida en el Japón a mediados del siglo XIV por monjes budistas zen y creció en popularidad hasta su apogeo durante el Período Muromachi (1338 – 1573). Se dice que su maestro más talentoso  fue Sesshu, a mediados del siglo XV.

En la misma época hubo también  otros pintores  famosos en Japón como Tensho Shubun (1414 – 1463) . En la misma época otros pintores famosos como Kanō Eitoku  (1543 – 1590) y Hasegawa Tōhaku  (1539 – 1610) que intentaban expresar la vida espontánea, de acuerdo a principios zen.

Técnica de pintura Sumi-e

Otra cosa muy importante es que la pintura japonesa no permite retoques o modificaciones posteriores, la pincelada realizada es permanente. Se caracteriza por ser una expresión basada en interiorizar el espíritu propio de la naturaleza en expresiones puras y de carácter depurado. El trazo debe ser muy seguro, pues en la espontaneidad y la agilidad del artísta reside el trazado con el fude (pincel) sin vacilación alguna.

El artista de sumi-e utiliza sólo tinta negra y a veces color para dar una expresión concreta. La tinta presentada en barritas sólidas, que se frotan sobre una piedra porosa y lisa, mientras se va mezclando agua, hasta obtener la intensidad deseada. Estas barritas son un compuesto de carbón de leña -de pino o bambú-  mezclado con  alcanfor y cola; si se añeja por  tiempo prolongado la tinta adquiere un tono imposible de imitar. A la tinta se le agrega agua y se mezcla pacientemente durante media hora en movimientos circulares hasta formar una tinta cremosa, que luego se ha de utilizar más o menos aguada y permitirá lograr infinidad de grises o negro puro. Es también el tiempo para el metsuke (ejercicio de concentración), el artista focaliza y centra su mente, se prepara mentalmente para liberar la expresión interna de su ser, armonizando mente, espíritu y corazón en un solo un punto, el presente.

El arte de la pintura sumi-e  apunta a  captar la  esencia del objeto (lo invisible) eliminando la fachada externa, lo formal, es un lenguaje que trata con captar el espíritu e interiorizarlo en espontáneos y simples trazos cargados de vida.

Motivos Clásicos que aprenderán con nosotros

Dentro de los clásicos de la pintura Japonesa, encontramos los llamados cuatro caballeros, representan todas las formas del universo. El alumno de pintura Sumi-e aprende la esencia y técnica a través de la práctica de la pintura Sumi-e Japonesa conociendo a fondo de las pinceladas empleadas en estos temas principales y por ello podrá pintar cualquier cosa una vez interiorizado.

– Bambú (竹 – take):  Es una planta que cuando azotado por el viento, no se rompe, representa la fuerza y flexibilidad.  Está asociado al Verano, es considerado como el espejo de la virtud y carácter del hombre que ha de superar situaciones duras de la vida y adaptarse manteniendo su esencia y estructura pero siendo firme ante las adversidades.
– Orquídea ( 蘭 – ran): representa lo femenino, el refinamiento, la serenidad, fertilidad, inocencia. Emite un perfume bello especialmente a medida que crece en lugares abruptos y valles en primavera. Antiguos artistas chinos denominaban estas flor como «Lan Hua» personificación de la perfección.
– Crisantemo ( 菊 – kiku):  Introducido en Japón en el periodo pre-nara (antes del año 700) por los chinos. Fue altamente valorado en China debido a su longevidad y poderes curativos. Representa la reunión familiar. Los japones en el periodo Heian (794 -1185), empezaron a tomar este tema en la poesía y literatura. Representa el otoño cuando comienzan a florecer, está asociado por el rejuvenecimiento y longevidad.
– Ciruelo en flor (梅 – Ume): Exportado de China para Japón hace muchos siglos, llegó a ser un emblema para la sociedad de aquél entonces. Representa el invierno, el comienzo de la primavera, lo que está por venir después de un frio y duro invierno, sugiere la esperanza y perseverancia.